Hasta hace bien poco el uso de este combustible en España podía denominarse como testimonial. Los complejos procesos administrativos necesarios para homologar este tipo de vehículos unidos a los problemas para repostar hacían que muchos casos se descartase su uso.
Afortunadamente la situación está cambiando: las estaciones de servicio empiezan a ofertar gas como uno más de sus combustibles y, el número de vehículos homologados por la administración sigue creciendo día a día. Pero para lograr que el gas tenga el protagonismo que merece será imprescindible crear una red de suministro capaz de cubrir plenamente las necesidades de los usuarios.
El fabricante sueco demuestra que tiene plena confianza en uno sus vehículos y nos ha brindado la posibilidad de poner a prueba este Scania Serie G propulsado con un motor de GNL con 340 CV. Este camión está enfocado a la larga distancia y dispone de dos depósitos criogénicos adosados a ambos lados con una capacidad máxima de 265 kg de GNL, que nos permiten dispone de una autonomía de hasta 1.000 km. Si por nuestras necesidades no es necesaria tanta autonomía Scania también ofrece la configuración de un solo depósito con una capacidad de 150 Kg de GNL.
Una tecnología simple y contrastada
Scania utiliza como base su bloque motor de 9,3 litros y 5 cilindros, con arquitectura lineal. No hay que olvidar que estos propulsores también están dentro de lo que Scania denomina como “concepto de combustión modular”, esto quiere decir que este motor comparte gran número de piezas con sus hermanos diesel.
Las potencias que ofrece en su catalogo el fabricante sueco para estas motorizaciones a gas son dos: una que desarrolla 280 cv y una segunda opción de 340 cv. Ésta última es la que tuvimos ocasión de conocer en primera persona durante la prueba. A primera vista uno puede pensar que estos motores consiguen poca potencia, pero hay que recordar que estas dos niveles se encuentran entre los intermedios dentro de la familia de sus motores homólogos diesel.
El par motor que nos ofrece esta motorización es de 1600 Nm de 1.100 a 1400 rpm y su potencia máxima la ofrece a las 1900 rpm. Viendo estos datos da la impresión de que estamos hablando de un motor diesel, pero no hay que olvidar que estos propulsores a gas trabajan en ciclo OTTO y con una relación de compresión de 12.6 a 1. Estos datos ponen más en valor el trabajo realizado por Scania en esta mecánica. Como en sus homólogos diesel, este motor está equipado con un turbocompresor que monta una válvula de derivación.
La tecnología que incorpora Scania en esta gama de motores a gas es simple y contrastada, no necesita componentes extras para alimentar la inyección multipunto e indirecta, se vale de la propia presión de los depósitos de almacenamiento. Para optimizar la mezcla y que ésta se encuentre en su relación más estequiométrico monta dos inyectores por cilindro comandados electrónicamente.
Para aumentar la longevidad de uno de los puntos más críticos de este tipo de motores (nos referimos a las bujías de encendido), e intentar ampliar los periodos de mantenimiento, Scania utiliza un sistema de refrigeración por agua. Con ello consigue obtener cifras de 50.000 km sin necesidad de sustituirlas.
Una de las ventajas de este tipo de motorizaciones con respecto a los diesel es la ausencia de sistema de filtración de gases de escape. Con la simple instalación de un catalizador de tres vías, el camión esta dentro de la norma Euro 6 y nos olvidamos del Adblue, de los filtros SCR y los de partículas. De lo que no sea podido prescindir en este motor es del sistema EGR, que es refrigerado.
Un gran rutero
Siempre hay una primera vez para todo, y para mi era la primera vez que conducía una tractora diseñada para largo recorrido con una caja de cambio automática Allison, concretamente la MD3200 de 6 velocidades con convertidor con retardador. Esta caja de cambios está diseñada para una potencia máxima de 370 cv por lo que se adapta perfectamente a este propulsor. El funcionamiento es realmente suave y no se aprecia deslizamiento del convertidor de par. La relación del cambio hace de este camión un gran rutero, realmente cómodo.
Cuando nos encontramos fuertes pendientes (véase Somosierra), comprobamos que la potencia del mejor responde a la perfección, incluso mejor de los esperado. Para la transmisión la exigencia también es máxima pero consigue realizar los cambios casi sin perder empuje. (Scania también ofrece la posibilidad de equipar este camión con caja de cambios manual). En cuanto al retardador de la caja de cambios Allison, hay que destacar su solvencia: sujeta el vehículo sin ninguna dificultad. Tenemos que tener en cuenta que no disponemos de freno de gases y todo el trabajo recae sobre él. Su funcionamiento es muy suave y progresivo y te trasmite una gran sensación de seguridad.
La activación de la caja de cambios se encuentra integrada dentro del mando Opticruiser. Esto es un gran acierto del fabricante sueco porque evita colocar la torreta que se suele situar a la derecha del conductor, que en ocasiones dificulta la movilidad dentro de la cabina. La única diferencia de este mando Opticruiser con respecto a un camión con caja de cambios automatizada, es que no podemos cambiar a nuestro antojo ya que la caja de cambios Allison no lo permite.
Confort Scania
La cabina que nos presenta Scania es modelo Highline de la serie G, el tope de gama que montan hoy por hoy estos camiones de gas. La altura máxima desde el túnel del motor es de 1740 mm, lo que no está nada mal ya que este túnel sube hasta los 310 mm. Cuenta con dos literas, la superior de mayor tamaño.
Una vez situado en el puesto de conducción, la verdad es que nos olvidamos de la serie a la que pertenece este camión, se comporta y se conduce con la gran suavidad que caracteriza a los camiones Scania. Se aprecia la ligereza del conjunto y tanto la suspensión de la cabina como la del vehículo realizan bien su función.
Gas natural: una alternativa que enamora
Después de tener entre mis manos durante horas un camión destinado a realizar largo recorrido y que utiliza como combustible el gas, solo se me ocurre dos palabras para definir mis sensaciones: silencio y ligereza. El silencio de este tipo de motores te transmite calma y tranquilidad, los kilómetros van cayendo y sin darte cuenta llegas a tu destino más relajado. La ligereza del propulsor se siente desde que pones el pie en el acelerador, la entrega de par desde las primeras vueltas y su ciclo de funcionamiento interno hacen el resto.
Sin lugar a dudas este camión Scania propulsado con gas natural a gas Scania ha superado con creces mis expectativas, y estoy seguro de que convencería a los profesionales más reacios a acercarse a los combustibles alternativos.
Las cuentas salen: ¡Un 25% de ahorro!
Este camión consumió un total de 144,49 kg de GNL en nuestra ruta de pruebas, y el coste total de este combustible ascendió a 99,55 euros.
Si comparamos estas cifras con el consumo medio obtenido en las últimas pruebas de camiones 'convencionales' en este mismo escenario (140,3 litros x 0,928 €/l= 130,20 euros), comprobamos que el gas permite lograr un ahorro de casi el 25% en el presupuesto destinado a combustible.
Aunque las potencias de los últimos camiones probados superaban los 340 CV de este motor, el gas natural sigue aventajando notablemente al gasóleo en el aspecto económico.
*Durante la semana en la que realizó esta prueba, el Kg de GNL costaba 0,69 euros y el litro de gasóleo 0,928 euros.
A favor – El silencio dentro de la cabina – Consumos muy ajustados – Puesto de conducción
En contra – Sistema de Medición del consumo – Relación del cambio
Manuel Rujas – Jefe de Pruebas de Vehículos Pesados
