Desesperados ante la escasez de conductores profesionales

Jubilaciones anticipadas por la pandemia, los confinamientos del año pasado que dificultaron el acceso de nuevos conductores a las escuelas, y el escaso atractivo de la profesión, han puesto contra las cuerdas a las empresas de transporte de Estados Unidos.

 
Las compañías de trasporte han comenzado a ofrecer salarios más altos, bonificaciones y mayores beneficios sociales, pero estos esfuerzos no han servido para atraer a parados y trabajadores domésticos a un sector con largas jornadas de trabajo y muchas dificultades para conciliar.

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Durante los últimos años se ha reclutado a profesionales de Sudáfrica, Canadá y Méjico, principalmente porque suelen hablar inglés, lo que facilitaba la obtención de la licencia necesaria. Ahora es resulta imprescindible traer conductores de otros países, pero los trámites burocráticos se demoran durante mucho tiempo: a la complejidad de las leyes vigentes desde hace décadas, se suma la limitación en la entrega de visados establecida el expresidente Donald Trump para restringir la inmigración.
“Estamos pasando por la peor escasez de conductores que hemos visto en la historia reciente, con mucha diferencia”, asegura José Gómez-Urquiza, director ejecutivo de Visa Solutions, una agencia de inmigración enfocada en la industria del transporte.

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El inicio del curso escolar, en peligro
En el ámbito del transporte de pasajeros, muchas escuelas de Norteamérica también están encontrando serias dificultades para encontrar chóferes para los autobuses que transportarán a sus alumnos durante el próximo curso escolar. Muchas de ellas se plantean retrasar el inicio de las clases.
 

  • En 2019, en los EEUU ya faltaban 60.000 conductores y se prevé que esa cifra se eleve hasta los 100.000 para 2023, según las asociaciones de transportistas.
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