ASTIC reclama medidas excepcionales para mantener las empresas a flote

La Asociación del Transporte Internacional por Carretera (ASTIC) y la Confederación Española de Empresarios de Estaciones de Servicio (CEEES) instan al Gobierno a arbitrar una reducción de la fiscalidad que soportan los carburantes que se consumen en nuestro país, de forma temporal y extraordinaria.

 
Dada la coyuntura económica actual, ambas organizaciones consideran imprescindible una revisión a la baja de la carga fiscal de los hidrocarburos. Esta medida extraordinaria, que podría ser adoptada durante un periodo concreto y limitado de tiempo, “contribuiría a mitigar la dificilísima situación que atraviesa la economía española, en general, y de los sectores del transporte y de las estaciones de servicio, en particular.”
 
CEEES y ASTIC consideran que una situación excepcional como la que viven Europa y España requiere la adopción de medidas igualmente excepcionales, entre las que ambas entidades destacan la reducción del IVA, la exención del Impuesto Especial de Hidrocarburos y la devolución mensual del gasóleo profesional. Propuestas que ya se están llevando a cabo en otros Estados miembro de la Unión Europea, como Portugal, Irlanda, Polonia, Eslovenia o Francia, donde a partir del 1 de abril el Gobierno rebajará 15 céntimos por litro en el combustible.
 
“Somos conscientes de la dificultad que puede suponer para el Ejecutivo rebajar la fiscalidad de los combustibles, dado que España, como Estado miembro de los 27, debe mantenerse en la línea de actuación marcada por Bruselas, pero nos encontramos en una situación verdaderamente excepcional que requiere de medidas excepcionales mediante un periodo de tiempo acotado, si queremos que nuestras empresas se mantengan a flote”, explica Ramón Valdivia, vicepresidente ejecutivo de ASTIC.
Por su parte, el presidente de CEEES, Jorge de Benito, alerta del riesgo de cierre de “no pocas estaciones de servicio, en su mayoría pymes y micropymes.”
 
 

  • La reducción de la fiscalidad sobre los carburantes supondría un verdadero “balón de oxígeno” para las empresas españolas, que asisten impotentes a una escalada de los precios de los carburantes que mina su competitividad y provoca un estrangulamiento financiero de nuestro tejido productivo.
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