“Pretenden que ser ellos, en lugar del transportista, los beneficiarios de estas ayudas. Hay que tener la cara de cemento armado”, resume su secretario general FROET, Manuel Perezcarro.
A la hora de analizar por qué se ha llegado a esta situación, Perezcarro apunta a la forma de trabajar en el sector: “el transportista lleva muchos años aceptando los deseos del cliente sin rechistar, pensando quizás que si no lo hace él lo hará otro. Y a lo mejor es así, pero esto se debe cambiar”.
Además, recuerda que “los clientes se captan en un noventa por ciento, rebajando el precio del transporte que hasta ahora tenía ese cliente”. Al final este modelo de actuación se acaba replicando en transportistas de todos los tamaños “y esta situación endiablada finalmente acaba reventando. Es lo que hemos visto con el paro sufrido hace escasamente un mes. Ha sido el paro de la desesperación”, apunta el secretario general de FROET.
Por último, reflexiona sobre la forma de acabar con este mal endémico que padece el sector del transporte. “Está bien que se pidan a la Administración medidas que ayuden al sector a mejorar su situación, pero nunca serán suficientes si el propio sector no cambia de actitud y empieza a defender su negocio, no a base de reducir sus ya escuálidos márgenes y adaptarse a las condiciones que le exige el cliente sin contrapartida alguna, sino atendiendo las necesidades de su cliente lo mejor posible, pero cobrando un precio justo por ello y no admitiendo los abusos a los que se le ha acostumbrado”, concluye.
»Los clientes se captan en un 90% rebajando el precio del transporte»
Algunos clientes se han apresurado a decirle al transportista que la bonificación recibida del Gobierno en el precio del combustible debe reflejarse en una bajada de los precios del transporte, según denuncian desde Froet.
