Los vehículos carrozados también sufren

Hace algo más de 3 años que empezaron las primeras señales que ralentizaban la economía. Desde entonces, vivimos como espectadores y actores de un relato que tiene demasiadas acciones simultáneas. Tantas y de tal magnitud que no parecen existir fórmulas magistrales para conseguir un desenlace positivo.
 
Antes de la pandemia nos empezaron a faltar chips y las grandes economías tenían problemas en la gestión de determinadas materias primas lo que provocó el retraso en la producción de vehículos y componentes. De sorpresa nos aparece un virus que nos obliga a confinar el mundo y parar literalmente las fábricas. Entonces el retraso de las fábricas se convierte en parón y nos quedamos sin vehículos para responder a la demanda que se disparará ante los estímulos y la reactivación. El coste de la energía, la falta de suministros y la escalada tan tremenda de sus precios aderezan el plato para dejarnos a las puertas de una recesión.
 
La inflación se ha desbocado y las autoridades nos han intentado convencer del carácter coyuntural o temporal de esta situación. Pero al final, vemos que sus previsiones cambian cada mes, confirmando que podemos confiar poco en ellas y que su comportamiento se parece demasiado al del coronavirus, que partió como un brote de una enfermedad infecciosa con origen en China y en semanas, fue epidemia y muy pronto se hizo pandemia.
Ahora, el SARS-CoV-2, responsable de COVID-19, podría convertirse en endémico (una gran noticia para nosotros) pero como la inflación siga por el mismo camino y también se convierta en endémica (que ya prácticamente lo es), nos genera muchos problemas.
 
Un retroceso del 14%
La matriculación de vehículos industriales y comerciales carrozados ha sufrido este primer semestre de 2022 una evolución negativa respecto al mismo periodo de 2021 con una reducción de producción del 14%.

El sector se mantiene por encima de las diez mil unidades, pero hay subsectores muy representativos que nos indican las dificultades que estamos atravesando. Un ejemplo muy claro ha ocurrido con las ambulancias, sector en el que la administración ha concedido una moratoria en la renovación obligatoria de los vehículos cuya autorización caducaba en este 2022 a petición de la patronal del transporte sanitario provocando la paralización de las fábricas. 

Otro indicador interesante, dentro del contexto que vivimos, es el de las cifras de producción de los vehículos ligados al sector de la construcción, como son las hormigoneras y los volquetes que suben de media un 20%. Este sea posiblemente uno de los sectores que mantenga el crecimiento nacional de la economía durante este y el año que viene.
 
La escasez de vehículos de base y los elevados plazos de entrega de los vehículos desde que las operaciones se firman hasta que los chasis salen de las fábricas (en algunos casos superan los 14 meses) distorsionan mucho cualquier análisis sectorial. Por lo tanto, cualquier conclusión actual puede ser considerada también como una foto fija de unos meses atrás, cuando se firmaron realmente las operaciones de compra.
 
Hay que empezar a tomar medidas
El crecimiento económico como efecto rebote tras la contracción vivida en 2020 está llegando a su fin. Con las cifras en la mano, nuestra produccion es de 3000 unidades menos que en 2019 y con una inflación que puede superar el 15% acumulado en dos años en nuestro país, tenemos que empezar a tomar medidas porque parece evidente que el consumo se ralentizara mucho tras el verano.