Pero la realidad es que hay un desequilibrio de género histórico en el que influyen factores como la falta de áreas de descanso seguras y dignas para camiones, la dificultad para conciliar vida laboral-familiar y el complejo y costoso acceso a la formación para ser transportista.
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“Somos conscientes de que el sector debe trabajar concienzudamente sus debilidades. Una de ellas es la falta de áreas de descanso y aparcamientos para camiones seguros y confortables. En este sentido, llevamos años demandando, tanto a la UE como a nuestro Ejecutivo, más inversión para mejorar y ampliar estas infraestructuras”, asegura Ramón Valdivia. En España, con 15.000 kilómetros de carreteras, debería haber, al menos, un área de descanso para transportistas cada 100 km. y la realidad es que en el todo el territorio nacional hay poco más de 40. Los conductores acaban aparcando en gasolineras y polígonos, donde se produce el 75 % de los robos de la carga o el combustible.
Además de la falta de seguridad, otra razón que desmotiva a muchas mujeres a la hora de subirse a un camión es la dificultad para conciliar vida laboral y familiar (la llamada “vuelta a casa”), sobre todo en transporte internacional.
Por otra parte, el acceso a la formación también supone una barrera en muchos casos ya que ésta es compleja y costosa. La formación de un transportista -carnet de conducir (C1 / C1+E / C / C+E) y Certificado de Aptitud Profesional (CAP)- suele prolongarse durante un año y puede costar entre 4.000 y 6.000 euros.
“La Comisión Europea propuso hace unos días cambiar la edad mínima para poder conducir camiones a los 17 años, siempre que el conductor esté tutelado; un modelo de "conducción acompañada" que ya funciona correctamente en países como Austria o Alemania y que estamos seguros de que tendrá efectos positivos para fomentar nuevas vocaciones en este sector”, concluye el vicepresidente de la patronal.