"Mi disgusto viene, en primer lugar, porque una cuestión tan importante requiere del debate y del acuerdo del máximo órgano de gobierno de las organizaciones empresariales", asegura.
Recuerda que en su momento las principales organizaciones se opusieron a dar luz verde a este incremento después de realizar "un riguroso estudio", y considera que después de aceptar la llegada de los megacamiones, debería haber quedado zanjado el debate de las 44 toneladas con los cargadores. "Este fue, al menos, el argumento con el que lo justificaron nuestros negociadores", afirma.
Situación de debilidad del transportista en la negociación
Pérezcarro se muestra escéptico sobre las posibles contrapartidas que se podrían conseguir. "Ahora alguien nos quiere tratar de convencer de que puede ser mejor aceptar las 44 toneladas si, a cambio, conseguimos que por ley se nos pague a treinta días o que se establezca un código de buenas prácticas para los tender, por ejemplo. ¿Es que se creen que no hemos caído de un guindo? Mientras exista una situación de debilidad del transportista en la negociación de los precios y condiciones del transporte con los cargadores, debido a la enorme competencia existente, que es el lastre que arrastra el sector de toda la vida, será el propio transportista el que se salte las normas". reflexiona.
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"Un daño irreparable"
Por último advierte que "el daño que pueden ocasionar al sector los efectos de esta modificación, esencialmente en rebaja de los precios del transporte por el incremento de la capacidad de la oferta, el aumento de los costes en combustible y mantenimiento de vehículos y en el empleo, será irreparable".
"Si nos queremos engañar a nosotros mismos, adelante. Si creemos que porque nos paguen por tonelada, cuando llevemos 4 toneladas más nos las van a pagar al mismo precio que antes, pecamos de ingenuos", concluye.
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