“La Euro VII establece importantes obstáculos para que los fabricantes y el sector continúen con su rápida evolución hacia las cero emisiones, o sea hacia el vehículo eléctrico. Para cumplir con la norma Euro VII, los fabricantes de camiones se verían obligados a transferir importantes recursos financieros y de ingeniería de los vehículos eléctricos al de motor de combustión interna. No solo frenaría su hoja de ruta de electromovilidad, sino que potencialmente la haría retroceder. Volvemos a pedir que la transición se haga con cabeza y sin poner en peligro la competitividad de un sector tan importante como el nuestro”, afirma Marta Blázquez, vicepresidenta ejecutiva de Faconauto.
La electromovilidad avanza despacio
Respecto al proceso de electrificación, Faconauto ha indicado que el año pasado casi no se avanzó porque el mercado se volvió a encontrar con los mismos problemas: una tecnología que no está madura y un escaso desarrollo de la infraestructura de puntos de recarga.
“La transición hacia la movilidad eléctrica del vehículo industrial está poco pegada a la realidad: poco desarrollo tecnológico, problemas en el despliegue de los puntos de recarga e insuficientes ayudas para su implantación. El vehículo eléctrico no es para todos, sólo para unos pocos”, ha explicado la presidenta de la división de vehículos industriales de Faconauto, Pilar Fernández, que ha añadido este año los concesionarios han hecho “un gran esfuerzo para adquirir vehículos eléctricos”.
Faconauto advierte sobre posibles consecuencias negativas de la normativa Euro 7
La patronal que integra a las asociaciones de concesionarios oficiales de las marcas de turismos, vehículos industriales y maquinaria agrícola ve injustificado que el sector se vea obligado a hacer fuertes inversiones para atender las demandas de la normativa Euro VII para mejorar las prestaciones de los motores de combustión.
