“El CCR es un mapa de ética y responsabilidad logística para el bien común que contempla la seguridad y ergonomía, el grado de implantación y fomento de la digitalización, la fiabilidad de los procesos de facturación y pagos, la previsión y gestión de la programación de la cadena de suministro, instalaciones que permitan la maniobrabilidad de los camiones, la coherencia y rapidez de los flujos de información, la inclusión de la co-modalidad en los planes de transporte y la voluntad de ser activador del cambio positivo mediante actividades de benchmarking”, explica Jordi Espín, secretario general de TRANSPRIME – Spanish Shippers’ Council.
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La iniciativa española CCR se adhiere a los principios recogidos en el decálogo universal Charter IRU-ESC, que se fundamenta en la dignificación de la profesión de conductor de transporte. “El conductor es la piedra clave de la industria del transporte por carretera, que a su vez es la columna vertebral de nuestra economía, desempeñando un papel esencial en la vida diaria y la movilidad de las personas. Sin embargo, el sector enfrenta serios desafíos sociales, laborales y económicos, destacando la grave escasez de conductores profesionales de la que adolece”, señala Ramón Valdivia, vicepresidente ejecutivo de ASTIC.
“Con una necesidad de 20.000 conductores solo en España, y una media de edad que supera los 52 años, es urgente proteger esta profesión y hacerla más atractiva para las nuevas generaciones de conductores”, asegura Valdivia.